Huyendo del monocultivo y luchando contra especies invasoras como el eucalipto o la acacia negra, la Comunidade de Montes de Teis ha demostrado que la recuperación de un ecosistema puede ser más rápida de lo que auguran ciertos tópicos sobre la regeneración de ecosistemas en peligro. En sus 25 años de actividad, la Comunidade ha reintroducido especies nativas, manteniendo también una lucha perseverante contra las especies foráneas que deterioran el monte.
Lopes subrayó que el sueño de su proyecto ha consistido, durante estos años, en remedar el caos de la naturaleza, de modo que el resultado de la planificación de su monte sea indistinguible del proceso de evolución natural de los ecosistemas autóctonos. Este trabajo laborioso, esforzado y no remunerado es una dedicada labor de décadas, el fruto de “hacer lo mismo una y otra vez hasta que el milagro ocurra”. Y ese milagro tuvo lugar, relató Lopes, un 9 de julio de 2020, día en el que un miembro de la Comunidad captó en el Monte de Teis la primera imagen de un ciervo volante europeo. El monte comenzaba a tener huéspedes singulares de las tierras gallegas. Pero el proyecto, lejos de haber finalizado, continúa bien vivo, pues aún esperan ver nuevos hitos en la evolución de este bosque, que seguirá necesitando durante décadas del cuidado de los vecinos de Teis, conscientes de que «la empatía con la naturaleza es una empatía con nosotros mismos».